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¿Por qué no come mi hijo?

10/08/2020

Un problema con el que a veces se encuentran algunos padres es con una situación en la que el niño o niña no quiere comer, rechaza determinados alimentos, se niega a probar alimentos nuevos, la comida le produce náuseas o incluso la escupe. Pero, ¿a qué es debido? ¿Es un problema conductual? ¿Se trata de un niño caprichoso que sólo quiere comer lo que le gusta? Pues en ocasiones la causa de esta conducta puede tener de base un problema o dificultad que le impide poder aceptar determinados alimentos. Esta circunstancia se conoce como "Aversión Alimentaria".

 

La AVERSIÓN ALIMENTARIA hace referencia a la acción de mostrar rechazo por determinados alimentos y / o grupos de alimentos. Este rechazo está relacionado con una dificultad para integrar y procesar los estímulos y la información sensorial que recibe el cerebro por medio de los diferentes sentidos y sistemas sensoriales. También es conocido como Desorden de Integración Sensorial.


Hay que diferenciarlo del hecho de ser selectivo con la alimentación: los niños selectivos no comen algún alimento concreto, por el contrario, los niños que presentan aversión alimentaria solo comen unos alimentos determinados. Este hecho puede acarrear graves consecuencias a nivel nutricional debido a que ingieren un repertorio muy pobre de alimentos, predominante determinados alimentos con características similares o cocinados de determinada forma.

En una situación normal, al introducir un alimento nuevo en la boca, se ponen en marcha un montón de nuevas sensaciones, como la textura y el sabor, pero para llegar a este paso, previamente hemos recibido mucha otra información que nos llevará a quererlo probar o no. Ante un alimento nuevo, nos fijamos en su forma, su color, su olor, quizás el tocaremos con las manos para preparar en el plato o para pelarlo si es necesario, intentaremos intuir cómo será su textura, y el probaremos paulatinamente antes de ponerlo todo de golpe en la boca. Toda esta información llegará a nuestro cerebro y él se encargará de generar una respuesta para adaptarse al estímulo. Cuando este proceso no funciona adecuadamente, no se puede emitir la respuesta adecuada, y es aquí donde el niño genera una respuesta, o bien exagerada mostrando náuseas y rechazo, o bien una respuesta pasiva, donde el alimento el impacto muy poco y no genera ningún tipo de interés en él.


¿Cómo puede ayudar el logopeda?

La masticación y las diferentes habilidades de los órganos bucofonatorios necesarias para comer adquieren practicando la función, es decir, comiendo. Cuando un niño presenta aversión alimentaria, esta práctica se ve comprometida, ya que la introducción progresiva de alimentos, el cambio de texturas, la introducción de sólidos, etc. no se hace en el momento adecuado ni de la forma adecuada. Por otra parte, su sistema táctil y propioceptivo también presenta una disfunción, y todo ello propiciará que haya un retraso en el desarrollo sensorio-motor oral.

En los casos de aversión alimentaria, los logopedas intervenimos sobre la musculatura orofacial del niño o la niña para mejorar la movilidad, la fuerza y ​​sobre todo, la sensibilidad, que es lo que suele estar más afectado en estas situaciones.

Y también es especialmente importante el trabajo conjunto con el terapeuta ocupacional, que será la figura clave para poder hacer un buen análisis del perfil sensorial del niño, así como para modular el procesamiento sensorial de estos sistemas sensoriales.

En los casos de Aversión Alimentaria es imprescindible un trabajo interdisciplinar y coordinado con los diferentes especialistas que atienden al niño, el logopeda, el terapeuta ocupacional, pero también el psicólogo infantil, el nutricionista y el pediatra.


Sandra Almirón Sánchez
logopeda
Num. colegiada 50201


Referencias:

  • Chumbita, G. (2010). Defensividad oral. 30 de julio de 2020, de Neurolandia. Un mundo de sensaciones. Recuperado de http://integrandosensaciones.blogspot.com
  • Jean Ayres, A. (1998). La integración sensorial y el niño. Mexico: Trillas