Terapia ocupacional y envejecimiento saludable

A día de hoy, en nuestra sociedad, la mayoría de las personas puede aspirar a vivir mucho más allá de los 80 años, debido al aumento de la esperanza de vida. Pero lo que es más interesante, es que podemos vivir más allá de los 60 años con una buena calidad de vida y con grandes oportunidades. El alcance de las oportunidades en una mayor longevidad dependerá, en gran medida, de un factor clave: la salud. Si las personas viven esos años adicionales en buen estado de salud, su capacidad para hacer lo que valoran será apenas diferente a la de una persona más joven.

La tendencia en los próximos años es el aumento de la presencia de adultos mayores, por lo que es imprescindible que haya una respuesta social a este cambio. El primer reto pasa por cambiar estereotipos del envejecimiento que han quedado anticuados, por ejemplo, la asociación del envejecimiento a dependencia. Pero tampoco debemos dar por hecho de que las personas mayores, a día de hoy, están “más sanas”, ya que gran parte de la calidad de vida de la que gozan se deben a estrategias y recursos que permiten disfrutar de la vida a pesar de la comorbilidad de enfermedades.

¿Qué es envejecimiento saludable y envejecimiento activo?

Hablar de envejecimiento es hablar de una etapa vital que cada persona afrontará de una manera en base a sus características individuales (capacidades, enfermedades, hábitos…) pero también sociales (entorno familiar, recursos comunitarios, sistema sanitario…).

• El Envejecimiento Saludable es el proceso de fomentar y mantener la capacidad funcional que permita el bienestar en la vejez. En definitiva, asegurarse de contar con los atributos necesarios para ser y hacer lo que sea importante al alcanzar esa etapa.
• El Envejecimiento Activo es el proceso de optimización de oportunidades en salud, participación y seguridad con el objetivo de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen. Es decir, contar con las oportunidades y aprovecharlas de manera activa para continuar haciendo lo que es importante para cada uno.

Envejecimiento activo y envejecimiento saludable se complementan llegando así a una etapa de la vida en la que podamos seguir tomando decisiones y ejerciendo nuestras ocupaciones de manera autónoma. En ambos conceptos toma relevancia la capacidad para seguir rutinas, hábitos saludables y participar en actividades de manera independiente a medida que se envejece.

La terapia ocupacional como opción facilitadora del envejecimiento activo

Las diferentes cosas que hacemos en el día a día, desde asearnos, vestirnos y hacer la compra, hasta tomar clases de pintura o ir de vacaciones forma parte de la ocupación humana. La ocupación contribuye a nuestra identidad y es nuestro motor para realizar aquellas cosas que acaban beneficiándonos, ya que de ella obtenemos unos resultados que contribuyen a nuestra satisfacción personal y bienestar.

Las personas mayores forman un colectivo social sensible a riesgos debidos a disminución de ocupaciones en el día a día, por diferentes factores como limitaciones físicas, cese de la etapa laboral y tendencia al aislamiento. Es por ello que es importante mantener una ocupación activa significativa, y si es necesario, guiada por un profesional, para que forme parte de la mejor manera de un envejecimiento activo y que garantice un envejecimiento saludable.

En concreto, los terapeutas ocupacionales utilizamos y fomentamos las ocupaciones del día a día de manera terapéutica, actuando a nivel preventivo y promotor de la salud en el envejecimiento activo, de diferentes maneras:

• Manteniendo y mejorando las actividades de la vida diaria: valorando aspectos que puedan poner en riesgo la independencia y aconsejando sobre como priorizar o adaptar tareas y aumentar la seguridad en e hogar
• Asesorando sobre cómo mantener la funcionalidad: ofrecer actividades que mantengan las capacidades motoras y cognitivas, incorporando el ejercicio físico y la actividad mental en la vida diaria
• Planificar una vida libre de barreras: aconsejar sobre modificaciones de barreras físicas y diseñar planes de participación comunitaria inclusivos.
• Apoyando el aprendizaje del uso de nuevas tecnologías, que pueden apoyar la participación en la comunidad, así como tecnología de asistencia que prevenga la dependencia.
• Promoviendo el empleo y transición a la jubilación: adaptar actividades para seguir teniendo una ocupación productiva y rediseñar el estilo de vida a partir de la jubilación.
• Fomentando vínculos con la familia: aconsejando y apoyando a la familia sobre los nuevos retos y necesidades que pueden aparecer en la vejez.

La utilidad de la terapia ocupacional se ha evidenciado al analizar los resultados de programas que han utilizado este enfoque, los cuales han demostrado prevenir el deterioro y aumentar el bienestar de las personas mayores, desarrollando un estilo de vida saludable dentro de sus rutinas diarias.

Néstor Pascual
Terapeuta ocupacional de Neurolleida
Col.Núm. 731

Referencias